Infinitos pasillos de ajedrez
Vanja Schifferli Artistrologie
5/3/2021
El silencio. Allí está la puerta.
El silencio de este presente que se compone de melodías olvidadas.
Melodías de ancestros que deambulan por mi cuarto por la noche comprobando la pureza de mi alma.
Y mientras duermo reinterpretan las obras de sus vidas. Los bailes enmascarados, las miradas cómplices de amores imposibles, los dramas familiares, el peso de una herencia que abarca demasiadas hectáreas.
¿Qué mejor que un cortijo para acoger una compañía de teatro formada por generaciones de espíritus que noche tras noche ponen en escena la misma función? Me arrodillo ante sus vivencias y bebo de sus historias.
Incontables vidas entrelazadas que han preferido anclarse en este lugar idílico, en vez de alcanzar la luz. Han cambiado el túnel hacia el más allá por pasillos infinitos con suelo de ajedrez.
Cada objeto, cada mueble ha mantenido su alma intacta. El polvo que se respira no pertenece a nuestro tiempo.
Apoyo los labios en una taza de café pintada hace cien años y mi alma abre una caja de recuerdos de vidas lejanas que dejan un gusto familiar en mi paladar contemporáneo.
No puedo evitar sentir de haber vivido en mi piel historias como las que los guardianes de este lugar me susurraron anoche, cuando creía estar dormida.
Soñé con besos de labios desconocidos. Esos mismos labios me invitaron a ingerir líquidos oscuros en copas plateadas y a participar en una ceremonia misteriosa.
Túnicas de terciopelo y sombra deformes en las paredes. Un secreto compartido que ata a todos los participantes en un ovillo imposible de deshacer.
Me despierto y siento un hilo que sale de mi boca. Lo sigo y veo como acaba en las cuerdas vocales polvorientas de un ser que desvaneces ante mi vista... en cuanto abro las pesadas persianas de madera.
Vanja · Artistrologie